TEMPLO MAYOR
ESTE AÑO, al menos nueve priistas tendrán una linda Navidad.
ELLOS recibirán el 25 de diciembre, de parte de Enrique Peña, un regalote: la ansiada candidatura al gobierno de su estado.
DE ACUERDO con lo que se comenta en los pasillos del búnker de Insurgentes Norte, el dirigente del partido, César Camacho, estuvo hace poco con el PPP (Primer Priista del País) y salió de Los Pinos con muchas tareas encomendadas y hasta con un calendario para cumplirlas.
SERGIO SARMIENTO
“Quienquiera de nosotros que muera como mártir irá al paraíso”.
Muhammad
Al final tenía razón el padre Alejandro Solalinde. Tenía razón también el procurador Jesús Murillo Karam. De hecho, todos teníamos razón. Los muchachos de Ayotzinapa sí fueron secuestrados en Iguala y llevados a Cocula para ser ejecutados.
¿Por qué, entonces, se mantuvo el engaño? ¿Por qué preservar y reiterar el lema “Vivos se los llevaron, vivos los queremos”? ¿Por qué cuestionar tan severamente al padre Solalinde cuando simplemente adelantó la verdad, que los normalistas habían sido ejecutados y quemados?
Y ¿por qué declarar ahora que “No le lloraremos a Alexander”? No lo dijeron sus propios padres, es verdad, quienes sin duda han llorado la muerte de su hijo, pero sí otro padre de una víctima, Felipe de la Cruz, el 6 de diciembre.
BAJO RESERVA
Un grupo de investigadores de diversas agencias de Estados Unidos tiene una importante misión que se relaciona con México. Nos aseguran que Washington trabaja en la identificación de municipios, estados, miembros de partidos políticos y empresarios, que pudieran tener vínculos con la delincuencia organizada. Nos aseguran que el equipo va a marchas forzadas pues la administración del presidente Barack Obama debe de tener esa información completada en el primer trimestre de 2015, antes de que inicien las campañas electorales tanto para cargos federales como para estatales y municipales y poder así detectar posibles focos rojos. ¿Compartirán esa lista negra con las autoridades mexicanas?
ASTILLERO
Llegada la hora del cierre, el Teletón no había conseguido la suma de millones de pesos que se había propuesto. En estricto sentido, fue un fracaso. O, cuando menos, un notable incumplimiento de la meta establecida. Pero al estilo del Congreso federal, que a sus conveniencias se concede el establecer improbables relojes legislativos
para alargar sesiones conflictivas más allá del calendario oficial restrictivo, el Teletón se habilitó una hora y media de recaudación más allá de lo originalmente considerado. Y así, 90 minutos después, se pudo decir, en un ambiente notablemente menos festivo que en todas las ocasiones anteriores, que en tiempos extras se había logrado empatar el marcador monetario deseado.
De Austria llegaron al Fabulador General de la República, Jesús Murillo Karam, noticias muy propicias para dar carpetazo abierto a la investigación sobre el destino de los normalistas rurales de Ayotzinapa. La dosificación de la verdad sobre los 43 ha permitido al régimen impedir una explosión mayúscula de descontento y le ha dado tiempo, en un razonamiento macabro, razones de Estado criminal para tejer una novela negra de la que todo mundo sabe el final pero que ha permitido a los habitantes de los sótanos político-policiacos (sótanos que en realidad son la cúpula, ingeniería de política real) esparcir la versión casi segura de la muerte de los buscados pero, al mismo tiempo, mantener bajo embargo acciones judiciales específicas en el nivel nacional y retardar consignaciones ante instancias internacionales. En esa estrategia de goteo, la identificación de restos como pertenecientes a uno de los 43, a Alexander Mora Venancio, confirma sin confirmar la historia murillista de los incinerados en Cocula. En ese contexto, hasta lo cansado se le quitó al titular de la Procuraduría General de la República, quien ayer leyó un boletín de prensa ante reporteros, sin preguntas y respuestas, para rendir un burocrático informe de actividades recientes.
CARLOS PUIG
La confirmación científica que conocimos este fin de semana valida las declaraciones de los autores materiales reveladas por Jesús Murillo Karam hace unas semanas. Hoy sabemos qué pasó, cómo pasó y quiénes lo hicieron. Es cierto que quedan algunas dudas pero, pienso, no son materia de la investigación judicial o al menos no alteran, en términos jurídicos, la acusación central. Los dos prófugos guardan aún algunas claves para completar la narrativa criminal, aún incompleta.
Seguirá en los anales de la vergüenza mexicana, y por eso al menos habría que explicarlo exhaustivamente por medio de una comisión independiente, el hecho de que había una multitud de autoridades federales y estatales en conocimiento de la asociación de José Luis Abarca con el crimen organizado y que él personalmente era un homicida, y que aún así nada se hizo.
Cualquier esfuerzo serio para reformar la “justicia cotidiana” para utilizar las palabras del presidente Peña Nieto en su decálogo debe incluir cómo es que fue imposible impedir lo que se veía venir. ¿No se quiso? ¿No se pudo? ¿Qué mecanismos institucionales fallaron? ¿Es un problema sistémico, o de corruptelas o de cálculos políticos…?
La noticia que llegó de Innsbruck cierra un proceso judicial, pero el caso no se ha cerrado.
Por: Redacción
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