Ciudad de México (22 de febrero de 2016).- Me alejaré en esta ocasión de la macroeconomía para escribir acerca de filosofía (un hobby mío), historia (un bien necesario) y política (un mal necesario).

Por Saúl Ventimilla

@Saulvc_90

Independientemente de la religión que cada uno de nosotros ejerza, creo que la dignidad y la libertad humana están sobre todas las cosas (y no el amor a Dios).

Cuando Nietzsche habló de la “muerte de Dios”, se refería al hecho de que el hombre debe de dejar de creer en “supersticiones externas a su voluntad”  (la frase: “que sea lo que Dios quiera” me da tics nerviosos) y de seguir a una persona como borrego sólo por el hecho de ser el “sucesor” del apóstol Pedro, sin pensar de manera crítica e independiente.

La visita del Papa me dejó (aún más) decepcionado del Presidente Enrique Peña Nieto. El Estado es laico por excelencia y, sin embargo, el titular del Poder Ejecutivo de la Federación parecía un párroco recibiendo la visita de su héroe.

Leer la Biblia (completa o no), no te hace un mejor presidente. Leer historia sí. Y ésta última demuestra que mezclar la política con religión y/o moral lleva a tomar decisiones irracionales y por ende, incorrectas.

¿Legalizar o no las drogas?

El tema de la legalización de las drogas es de los más importantes y más controversiales que tenemos en la agenda del país. La terquedad de mantener la guerra contra las drogas (y el narcotráfico) sólo tiene como explicación su escasa perspectiva más allá de de la moral, su Dios y La Gaviota.

La historia te da lecciones sobre esto. En particular, se ha demostrado que durante La Prohibición de alcohol en Estados Unidos, entre 1920 y 1933, el consumo del mismo no se redujo.

Como se puede ver en la siguiente gráfica, el consumo se redujo al principio de La Prohibición (en 1921), debido a que la abrupta reducción de la oferta del alcohol subió el precio del mismo, reduciendo las opciones a los estadounidenses de tomar.

Sin embargo, el crimen organizado (encabezado por el Chapo Guzmán de aquella época, Al Capone) encontró formas de reabastecer al mercado y el consumo regresó a los niveles observados antes de La Prohibición.

pastedGraphic.png

Para ser más específico, sólo mediante corrupción y violencia se logró el reabastecimiento del mercado norteamericano. No sin razón, Luis Buñuel señala que “nunca había tomado tanto en su vida como en la época en la que vivió 5 meses en los Estados Unidos durante La Prohibición” (Buñuel, L. “Mi último suspiro”)… ¿Les empieza a sonar familiar?

Hay muchos economistas que apoyan la legalización de las drogas. Uno en particular, Ludwig von Mises, señala que las personas que están convencidas de que ingerir alcohol o drogas es nocivo para su salud, no necesitan de que el gobierno les prohíba su consumo:

 “(…)Porque si la mayoría de los ciudadanos es, en principio, concedido el derecho de imponer su forma de vida sobre una minoría, es imposible parar en las prohibiciones contra la indulgencia en el alcohol, la morfina, la cocaína y los venenos similares. ¿Por qué no debe lo que es válido para estos venenos sean válidas también para la nicotina, cafeína, y similares? ¿Por qué no debería el estado general prescribir qué alimentos pueden ser ingeridos y qué debe evitarse, ya que son perjudiciales?” , Ludwig Von Mises. Liberalismo, La Tradición Clásica

Al final, ingerir cualquier droga es elección exclusiva del que lo hace. Te dejo las conclusiones a ti.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.