Se fue y duele, duele porque cada vez quedan menos los periodistas comprometidos, con la verdad, con su entorno, con su país, con los mexicanos, incluso con ellos mismos. Duele porque él era referencia viva de un periodismo capaz de doblegar al poder.
Julio Scherer García, marcó un antes y un después en el periodismo de este país, en eso coincido con los que lo piensan y hoy leo en la prensa. Coincido también en que fue combativo, en que fue un reportero de todos los días, en que se negó a comprometer a la honestidad, (su honestidad) y su congruencia a un sistema incesante que ronda como cazando a su presa a casi todos los medios en este país. Ese sistema puede ser federal, estatal o municipal, eso no importa.
Nos deja no solo un legado de espléndidos trabajos, libros, reportajes, sino de una revista viva que nutre sus páginas de investigaciones que siguen siendo incómodas para el poder: Proceso. Deja algo muy valioso, un ejemplo que no solo lo fue para su generación, sino para el periodismo. Tuvo muchos alumnos, que no solo le aprendieron a el, sino que han aprendido a dejar sus esfuerzo en el trabajo diario para cuestionar, informar, investigar, revelar ya sea con palabras, caricaturas o imágenes.
El verdadero legado es honrar lo que bien hizo y que hoy debe ser enseñanza y ejemplo para la posteridad.
Ayer su hija Maria escribió en Letras Libres un texto que cerró así: “…. también quiero honrar a mi padre, que nunca será flor. Será árbol”
***NOTA DEL EDITOR: Deyanira Morán es directora y conductora de Radio Trece Noticias de la tarde que se transmite de 1:00 a 3:00 pm
Deyanira Morán ( @deyanira_moran )